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Al valencianismo le escuece el alma. Anda dolorido tras varias temporadas anodinas, con el espejismo de la final de Copa de mayo como única alegría que echarse a la boca. Por eso, las tímidas muestras de ilusión ficticia con la llegada de Gattuso, que suena a glamour futbolístico. Pedrea para una grada que ha vibrado con Kempes, Villa, Aimar... sí, aquel a quien se bautizó como el crack de cristal pero... ¡cómo bailaba con la pelota cosida a los pies cuando estaba sano!
Mirar al pasado para poder sonreír no es un buen síntoma. Tampoco el vacío de Mestalla, por mucho calor que haga, en un Trofeo Naranja. Hay una herida abierta con una hemorragia que nadie acierta a suturar. Es más, el corte, si ha empezado a cicatrizar, se reabre en cada mercado de fichajes. Y ante eso no hay vendas que valgan, ni siquiera un analgésico. Meriton debería definir su rumbo y dejar de torturar a la afición del Valencia.
A esa gente que tan poco cuesta volver a echar a andar le soltaron un buen latigazo una hora antes del partido contra el Atalanta. Guedes se va. En mayo se daba por hecho, pero conforme avanzaba el verano y viendo el rendimiento del portugués en los amistosos... ¡vete a saber! Pues no. Guedes está en la rampa de salida y para contrarrestar el dolor han traído a Samuel Lino.
El chico le está poniendo ganas, no lo neguemos. Salió motivado en Castalia y se marcó un partidazo anoche contra el Atalanta. Pero es que Samuel Lino no tiene la culpa de la decisión de un agente al que sólo le preocupa hacer negocio en el fútbol. Él ha venido a Europa a triunfar y tiene todas las ganas del mundo. Lícito y, más aún, encomiable.
¿Saben quién es Camello? Se lo pregunto por si no están a la última en esto del balompié, que tampoco tienen ninguna obligación. Es un prometedor canterano del Atlético que ha acabado en el Rayo Vallecano. Traspasado, seguro que con opción de recompra, pero en un equipo diseñado para salvarse. ¿Y Riquelme? No Román, sino el que sonó para el Valencia pero ha acabado cedido por el Atlético al Girona. ¡Al Girona! Sí, a un recién ascendido.
Samuel Lino también ha venido a Valencia cedido por el Atlético. Meriton ha convertido el club en uno del montón. En un contenedor de futbolistas del segundo o tercer nivel del entramado de Mendes. Si Samuel Lino hace un temporadón en Valencia, el portugués le habrá hecho un favor al Atlético, que igual multiplica por cinco o por más una inversión de seis millones.
Por eso, que Samuel Lino haya llegado al Valencia con la barra de la energía y la motivación a tope no es más que una tirita. ¿Mejor eso a que venga de paseo y a desgana? ¡Por supuesto! Pero aún está por demostrar que la amistad entre Peter Lim y Jorge Mendes le reporte algún beneficio al club del que el magnate sigue siendo máximo accionista.
Igual a estas alturas les extrañe que no haya contado que en el minuto 15 el Valencia le dominase la posesión por 61% a 39%. Y al Atalanta, a un equipo que se ha hecho famoso por practicar el fútbol más atrevido del continente. Gattuso sigue a lo suyo, a implantar su juego de toque, empezando desde los pies de Mamardashvili y pasando por los centrales. El susto o muerte viene cuando la tiene que tocar Diakhaby. Si pasa la criba, la pelota le llega a Thierry, Yunus, Castillejo, Soler... que oye, no serán Aimar o Baraja, pero generan peligro.
Como Samuel Lino. Por favor, que no vendan también a Soler porque, a decir verdad, su diferencia con los anteriores es que tiene más gol. Como Guedes y el puñal, o el martillo, o como quieran llamarle, en que tantas veces ha convertido su pierna derecha. Sin el portugués, el fútbol vistoso y de autor que quiere implantar Gennaro Gattuso es atractivo, nadie podrá negarlo, pero le va a faltar eficiencia.
Porque fiarlo todo a Hugo Duro tiene sus riesgos. Por mucho que al chico le bendijera aquella broma, no se yo si muy bien intencionada, de 'tocó en Hugo Duro'. Pues sí, sigue tocando en él y, pensará, que por mucho tiempo. El madrileño, todo un ejemplo de resiliencia, cayó de pie en Mestalla. Se despojó de los complejos y de la presión para ceñirse la camiseta del Valencia y le va de fábula. Se atreve a casi todo y le salen golazos con remates casi imposibles o con cabezazos de manual.
Gattuso lo cambió con Vallejo. Con Maxi Gómez y Marcos André fuera de la lista, en la misma lanzadera que Guedes, ¿querría el técnico mandar un mensaje? '¡Oye, que no tengo delanteros!'. '¡Peter, Jorge, que me toca poner a un descarte!'. Si no era esa la intención, le salió así.
Por cierto, el Valencia ganó el Trofeo Naranja con doblete de Hugo Duro. Diakhaby quedó retratado, una vez más, esta por Éderson. Mestalla lo celebró y Gattuso envió a los futbolistas a saludar a la grada. No se engañen, la victoria no es más que otra tirita, como la cesión de Samuel Lino. Al Valencia le urge un plan serio con el que sanar sus heridas, las deportivas y las otras.
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