El mes de la moda (en realidad es un frenético mes) nos anuncia las tendencias para el otoño-invierno del 2023 y es en New York, la primera de cuatro capitales mundiales, en la que se nos deleita con novedosas tendencias, estilos e innovación a la hora del vestir.
New York, usualmente conocida por su practicidad en moda siendo mucho más comercial que otras ciudades, este año sorprendió presentando colecciones que si bien gozan de facilidad de la pasarela al armario, resultan como una moda mucho más elevada, extravagante y antológica en su confección.
Bajo la producción del Bureau Betak, Kate y Laura Mulleavy de Rodarte, ofrecieron una peculiar escena escarchada y plateada en el antiguo Williamsburg Savings Bank, en Brooklyn.
Con una vibra muy de «Merlina Addams», mujeres con maquillajes góticos chic se presentaron entre sedas, terciopelos y encajes. Abriendo el desfile un singular vestido inspirado (casi réplica) de Morticia Addams, en jersey de seda, dio inicio a la fantasía de Anne Rice hecha realidad.
Un deleite de mangas infinitas hasta el suelo, lazos en el pecho, cuellos de pico y dobladillos sueltos hizo que la colección fuera una merma de lo oscuro y lo elegante con un curioso brillo en atuendos de colores al ser adornados con plumas.
Cerrando el desfile, «Reina de la Noche» con lentejuelas plateadas, rodeada con una corte en capas de flecos metálicos de manera teatral, bajo la gama de colores periféricos.
Se percibe una ponderación en la moda que va más allá de lo comercial dando vida a una escenografía inmersa entre tejidos simplemente mágicos que pueden parecer kitsch sin menoscabo de originalidad y funcionalidad. Todo un acierto.
Puppets & Puppets continuó en esta tendencia teatral y presentó su colección de otoño con una idea soleada, feliz y optimista.
Dos de los looks más fuertes fueron un vestido y un traje con un corsé transparente que dejaba al descubierto el estómago; esas piezas a la medida, lograron unir lo masculino y lo femenino, siendo esta otra tendencia que se hizo frecuente en la pasarela, la fluidez de género.
También se vieron pantalones de corte alto, esta vez con estampado de piel de serpiente. Además de los vestidos holgados, también con lentejuelas, algunos hechos en un estilo cachemir retro y algunos mini vestidos listos para la fiesta.
Por su parte, Area, otra de las marcas cuya confección es intrincada y deriva del pensamiento versus de la comercialización decidió rendirle honor a los bananos; abrió su espectáculo con looks esculturales de bananas.
Una blusa corta y una falda hecha con esculturas de bananas de gran tamaño, seguida de una chaqueta con esculturas de bananas que rodeaban el corpiño, seguido de un mini vestido de mezclilla sin tirantes, todo en tonos rosa, púrpura y blanco que estaban destinados a imitar los colores de la fruta magullada.
El siguiente vestido, estaba hecho de pequeñas formas de plátano, drapeadas individualmente y que al unirse al estilo de un vestido de vendaje abrazando el cuerpo y sin dejar nada a la imaginación.
Aunque esto suena un poco como el atuendo de Jane de La Selva, la estructura otorgaba un sentido a la hora del vestir y lo que entre líneas podría sonar un tanto caricaturesco, resultó en prendas interesantes y versátiles.
La misma radicalización de la moda super pensada, se puede discutir, aplica e implica el mismo esfuerzo a la simplicidad.
Este fue el caso para Proenza Schouler, que se enfocó en una presentación ¡sin silueta! Solo el traje… sin tema solo el principio de la vestimenta, lo cual se puede argumentar es un crecimiento de la marca y su clientela.
Deleitó con chaqueta oversize sin botones, ancha en los hombros y curvada en la cadera. Piezas amarradas con un cordón de cuero alrededor de la cintura, sobre una falda midi y botas de cuero arrugado con tacón en forma de isósceles.
El encanto estaba en los detalles y la sensación de vida interior: la costura central en la espalda de una chaqueta recortada y desabrochada para mostrar un trozo de camisa.
Faldas de media pierna que se abrían con cada paso para revelar un atisbo de flecos de ganchillo sobre un forro de terciopelo. Mucho detalle pensado por debajo de lo simple, como les mencionamos, una simplicidad intrincada en su confección y un lúdico descubrimiento de detalles.
Eckhaus Latta se enfocó en ser más dedicado a la ropa del día a día y cómo lograr que esta sea interesante sin ser indiferente y de rápida obsolescencia; volviendo al principio de «aplica e implica» lo difícil es lograr una simplicidad relevante.
Entonces los trajes y los vestidos de manga larga se dieron la vuelta para exponer las costuras internas, y así se convirtieron en una especie de mapa en sí mismos con espacios dejados aquí y allá para exponer destellos de piel, cuales fallas impensadas o discretos escotes.
Jonathan Simkhai cambió un poco su modo de operar, ahora solo se llama Simkhai y la marca presentó en sus últimos tres atuendos en la pasarela con la implementación de la logomanía.
Una presentación entre cortes angulares, mangas voluminosas y tamaños expresivos y se enfocó en cortes rectos, vestidos con escorts en la cintura y concede un enfoque especial en el entalle al cuerpo.
Con todo vimos ciertos trajes de cortes pronunciados, texturas singulares en los sweaters y esto hace sí que nos sea interesante ver la dirección que esta nueva comercialización tomará en una marca que siempre rinde homenaje a la silueta femenina.
Dion Lee, cuyo show empezó con 50 minutos de retraso, continuó haciendo lo que prácticamente se conoce como ropa rave de lujo.
Afamado en los círculos de fiesta, Lee se mantiene fiel a su clientela, pero esta vez prestó atención al equilibrio entre revelar demasiado y lo suficiente. Un guardarropa completo en lugar de simplemente elementos básicos para «salir».
La colección fue un poco más refinada y adulta, sin perder la identidad que ha convertido a «Lee» en una celebridad y uno de los favoritos para los urbanos de la noche.
La colección de Carolina Herrera por Wes Gordon derrochó distinción entre vestidos de gala brocados en floreados, vestidos en crepé, en seda y satén de corte duquesa.
El «joie de vivre» es sin duda el ánimo de la colección; el espléndido repertorio exhibido se puede resumir en un conglomerado de elegancia, feminidad y felicidad desbordante.
Prabal Gurung inspiró sus patrones en el levitar de las mariposas, con sus alas de gran tamaño a su vez impresas en los vestidos con drapeados asimétricos y tejidos como entrelazados en suéteres.
La colección fue un connubio globalizante entre los modos de vestir occidentales y orientales, entre lo duro y lo suave, lo masculino y lo femenino.
Los cinturones con forma de fajín, por ejemplo, alisaban los bordes de los pantalones de corte elegante, aventurando un poco en la fluidez de género la colección es un sinónimo de esperanza.
Joseph Altuzarra presentó una meditación sobre la naturaleza y la abstracción a través de la parka: haciendo de esta una prenda de lujo y a su vez del cotidiano, entre el nylon y el satén, con tonos joya, como vestido de noche, como ropa de abrigo protectora y acogedora al mismo tiempo.
Las parkas teñidas, tanto cortas como largas eran Rorschachs, inspirados en la idea de los videntes, los oráculos, los chamanes y la interpretación humana a lo que vemos. Una colección filosófica y elegante, Joseph mezcló practicidad y misticismo en piezas dignas de una noche en la ópera a una actividad más casual en la naturaleza.
Una moda diferente para lo que la ciudad acostumbra, mucho más pensada, mucho más arriesgada y por ende mucho más interesante, algo que nos hace muy felices.
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