El camino que ha llevado a la moda hasta lograr ser considerada como una auténtica categoría creativa digna de estar a la altura de un verdadero arte ha sido tortuoso. Desde conseguir hacer su entrada triunfal en los museos y protagonizar exposiciones en las que la conversación gira en torno a la inspiración que da forma a los patrones, hasta que algunos couturiers sean mencionados como estandartes de las Bellas Artes. No ha sido una tarea fácil de reconocer.
Afortunadamente el público hoy está acostumbrado a que templos como el Museo Metropolitano de Nueva York (conocido como el Met) rindan anualmente homenaje a la moda con una exposición de dimensiones y repercusión estratosférica, ya sea a la figura de Alexander McQueen o a la estética camp, por poner solo un par de ejemplos. Esta consideración es de agradecer pero si algo nos da una idea más aproximada de lo que la moda puede conseguir es la subasta que estos días se está celebrando en París.
Coincidiendo con la Semana de la Alta Costura en la capital francesa, la prestigiosa casa de subastas Christie 's ha puesto en marcha una venta online formada por 115 piezas de Alta Costura de la prestigiosa colección V.W.S. Bajo el título From Chanel to Saint Laurent, a Haute Couture wardrobe, esta emocionante puja en línea tendrá lugar hasta el 25 de enero y en ella se pueden encontrar diseños históricos firmados por el mismo Yves Saint Laurent o Karl Lagerfeld para Chanel.
Esta inmensa colección, en la que se incluyen muchos más lotes de obras de arte y no solo este de prendas de moda, pertenece a la familia V. W. S. Son las iniciales del patriarca de la familia que se mudó de Rusia a China a finales del siglo XX y luego a Francia. Comenzaron su interés por el coleccionismo en la década de 1930 en Shanghái y consiguieron reunir una importante colección de jade, porcelana, artes decorativas del siglo XVIII así como piezas de alta costura.
Desfile de Chanel Alta Costura p/v 1992
De hecho fue también en Christie's donde se subastó el pasado noviembre en París una variedad de objetos de arte decorativo procedentes de otra colección de la misma familia. En la venta, que alcanzó los 10,2 millones de euros destacó un abrigo bordado de Chanel de la temporada otoño/invierno 1996-1997 con una falda larga de seda roja que se vendió por 277.200 €, más de 10 veces su valor máximo de preventa. Otro conjunto de chaqueta y falda de raso azul diseñado por Yves Saint Laurent en 1988 se vendió por 151.200 €, frente a una estimación de preventa de entre 15.000 € y 25.000 €.
Incluso para los neófitos puede que no haya nada más electrizante que la sensación de una subasta de la prestigiosa Christie’s, aunque solo sea por lo que se ha visto en las películas y en las noticias. Con sedes en 46 países de todo el mundo (en 2017, la oficina de Nueva York vendió un cuadro de Leonardo da Vinci por 400 millones de dólares, el precio más alto jamás pagado por una sola pintura), las maravillas que han atravesado sus puertas históricas son un espectáculo. Que ahora se unan algunas de las creaciones más soberbias vistas sobre una pasarela durante las épocas más deslumbrantes del siglo XX es una noticia remarcable.
De izquierda a derecha: traje de chaqueta de lamé brocado con vestido de seda de alta costura p/v 1989; vestido de crepe tricolor de alta costura de p/v 1985 y abrigo de piel roja bordada con pelo de zorro, blusa de seda y pantalones de alta costura o/i 1987, todo de Yves Saint Laurent.
Entre los grandes modistos del siglo pasado por los que se podrá pujar están Christian Lacroix, Christian Dior, Hubert de Givenchy, Jean-Louis Scherrer o Valentino. Como explican desde la compañía, “la colección presenta principalmente piezas que datan de los años 70, 80 y 90, destacando el excepcional saber hacer, la creatividad y la gloria de la Alta Costura. Los coleccionistas y amantes de la Alta Costura quedarán encantados con la diversidad de las piezas que se presentan en esta venta online, desde vestidos de cóctel, de día, de noche, bordados, con falda o con pantalón... así como con la excepcional variedad de materiales, estilos y diseñadores”.
De izquierda a derecha: traje de tweed azul marino de la colección de alta costura p/v 1992; conjunto de alta costura de p/v 1980 y traje de chaqueta con falda de alta costura p/v 1992, todo de Chanel.
Entre los expertos se espera, por ejemplo, que el blazer blanco con bordados florales y falda plisada de la colección de primavera de 1991 de Lagerfeld, a la que asistió la princesa Michael de Kent, se venda entre 2.000 y 3.000 euros; o que un vestido de seda de 1985 de colores lisos y adornado con lazos creado por Yves Saint Laurent, similar a cierto favorito de la socialité y filántropa norteamericana Nan Kempner, se estime que pueda llegar a los 1.200 euros; y se cree que un vestido abrigo de seda y encaje poco común diseñado por Alexander McQueen para Givenchy en 1997 cueste alrededor de 1.500 euros.
Desfile de Givenchy Alta costura p/v 1980
Son solo algunos de los números que se manejan y que se esperan recaudar además con fines benéficos ya que han confirmado que se destinará el 5% de las ganancias totales al Museo de las Artes Decorativas de París.
Aunque para todos aquellos amantes de la moda que no estén dispuestos, como es muy lógico, a rascarse el bolsillo con la intención de atesorar una de estas fantásticas piezas dignas de estar en un museo, o simplemente esta subasta les pille atravesando la temida cuesta de enero, del 19 al 25 de enero se podrá asistir a la exposición de todas las piezas que se organiza en abierto para el público.
Yves Saint Laurent con algunas de sus modelos antes de un desfile en julio de 1962.
El espacio ha sido además ideado por la arquitecta libanesa Aline Asmar d'Amman, fundadora del estudio Culture in Architecture y un nombre de referencia tanto en el mundo del arte como de la moda. Entre sus numerosos proyectos de diseño de interiores emblemáticos en todo el mundo destacan la renovación del Hôtel de Crillon en París o el diseño interior del icónico restaurante Le Jules Verne en la Torre Eiffel.
Su estudio está actualmente involucrado en la transformación del Palazzo Dona Giovannelli, una de las joyas históricas de Venecia, pero también en su trabajo destaca haber unido fuerzas con el diseñador Karl Lagerfield para sus decoraciones en el Hôtel de Crillon. En 2022, creó además la escenografía arquitectónica del Pabellón de Líbano en la Bienal de Arte de Venecia y ha lanzado su colección de mobiliario.
Modelo con un vestido de noche blanco con detalle de borlas, un cinturón ancho y guantes a juego de la colección de invierno de Christian Dior, en el exterior del taller del diseñador en Londres en septiembre de 1961.
Con este evento se le podrá tomar además el pulso a la tendencia en alza del coleccionismo de ropa vintage. Algo que recientemente ha ganado mucho protagonismo, aunque durante las pasadas décadas no tuviera tanto valor. Hoy estos tesoros ocupan un lugar destacado y son vistos como una inversión que proporciona muchos y muy jugosos titulares. Lo hizo la que fue llamada ‘la subasta del siglo’ cuando en 2018 Pierre Bergé vendió la extensa colección de arte que había ido recopilando durante años con su socio y pareja Yves Saint Laurent.
Abrigo de noche de satén y encaje de Alexander Mcqueen para Givenchy de la temporada de Alta costura o/i 1997-98.
Ese mismo año fue Sotheby’s donde se vendió un vestido túnica de 1969 firmado por Paco Rabanne, hecho de discos brillantes, estimado en 6.000 €, que se vendió por la friolera de 43.750 €. Perseguir como cazatesoros algunas de las creaciones icónicas de los modistos más destacados es el pasatiempo preferido de muchos coleccionistas. A menudo, estas colecciones de moda vintage han permanecido ocultas a la vista del público durante décadas. Lo más demandado son piezas cargadas de artesanía y elaboradas con materiales exquisitos y detalles sofisticados.
Porque como la propia Coco Chanel dijo una vez, “la alta costura es el accesorio invisible, inolvidable y definitivo de la moda que anuncia tu llegada y prolonga tu partida”. Ser dueño de alguna de esas piezas y poder admirarla al abrir el armario no es solo un capricho sino una tendencia en alza.