Muchas veces hemos oído hablar de varices, de flebitis y de trombosis. Esta última, también denominada enfermedad tromboembólica, se ha vuelto más popular en los últimos tiempos debido no sólo a las complicaciones del coronavirus, sino también a la posibilidad de que las vacunas contra el SARS-CoV-2 puedan aumentar su aparición.
Las flebitis, las varices y las trombosis son conceptos diferentes pero muy relacionados entre sí.
Para entenderlo grosso modo, “las arterias son unos conductos elásticos con una capa muscular importante, lo que hace que la sangre salga a presión del corazón. El retorno de esa sangre al corazón se realiza por las venas, que no tienen ni esa capa muscular ni esa capacidad elástica”, explica Santiago Díaz, miembro del grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) a CuídatePlus.
El efecto de la gravedad hace que ese retorno venoso hacia el corazón no sea todo lo fácil que se desearía. Para favorecer ese viaje desde las extremidades las venas cuentan con válvulas que hacen que la sangre vaya desde las zonas más lejanas a las más próximas y del sistema venoso superficial al profundo. “Si las válvulas fallan, las venas se van dilatando y las válvulas no cierran, impidiendo que la sangre siga su cauce habitual y que pase del sistema profundo al superficial. Cuando esto ocurre las venas se dilatan y aparecen las varices”, manifestación de la insuficiencia venosa, añade Díaz.
En cuanto a las diferencias entre estos conceptos. Hay que tener claro que la flebitis es la inflamación de la pared de una vena. Y la tromboflebitis se produce cuando además de la inflamación hay un trombo en el conducto. Según Fernando Pérez Escanilla, responsable del Grupo de Trabajo de Insuficiencia Venosa Crónica de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la flebitis es una de las complicaciones de la insuficiencia venosa crónica, una enfermedad más frecuente en mujeres, en quienes ocurre en el 63% de los casos, frente al 35-37% de los hombres.
Por otro lado, las trombosis -formación del coágulo en una vena- venosas pueden ser profundas -en las venas del interior de la pierna, muslos, pelvis y abdomen- o superficiales -en las venas cercanas a la piel-, más frecuentes en las personas que tienen varices. Las profundas, según Rodrigo Rial, presidente del Capítulo Español de Flebología y Linfología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, son las más peligrosas ya que pueden producir tromboembolismos pulmonares y dejar secuelas importantes en la circulación de retorno de las piernas.
Entre las medidas para prevenir o tratar tanto las flebitis, como las varices, incipientes o avanzadas, o las trombosis, las medias de compresión son una de las más eficaces. Tal y como explica Rial, “las trombosis venosas superficiales son más frecuentes en las personas que tienen varices por lo que el tratamiento con medias elásticas previene su aparición. Todo el mundo con una trombosis venosa, sea profunda o superficial, se va a beneficiar del tratamiento con medias de compresión una vez que ya ha aparecido la trombosis”.
Las medias de compresión o elásticas producen una ligera presión sobre las piernas que favorece el retorno venoso de la sangre, además de reducir la hinchazón. “Al llevar medias elásticas y caminar, por un lado, estás comprimiendo las venas del sistema profundo y, por otro, estás comprimiendo desde fuera. Eso hace que aumente la presión y que la sangre suba hacia arriba”, añade Díaz.
Las medias de compresión son, por tanto, muy eficaces cuando empieza a haber síntomas de insuficiencia venosa bilateral. Y son de especial utilidad, añade Díaz, en verano ya que es “cuando se dilatan más las venas y empeoran. Ponerse las medias hace que el deterioro de las venas se vaya enlenteciendo. Es un sistema que se va retroalimentándose. Si tienes algo que mejore el drenaje el deterioro de las venas no será tan rápido”.
Por tanto, es conveniente utilizar medias elásticas o de compresión cuando se notan en las piernas los siguientes síntomas, que empeoran al estar mucho tiempo de pie:
Edemas (hinchazón) en las piernas que se observan por si solos o por la marca de los calcetines a última hora del día.
Edema gravitacional: Mayor tamaño de las piernas que desaparece tras estar unas horas tumbado.
Además se aconseja utilizarlas tras haber sufrido una trombosis previa o en personas que pasan mucho tiempo de pie -camareros, dependientes, profesionales sanitarios- y más aún si lo hacen en lugares muy calientes -panaderos-, y que tienen más riesgo de sufrir insuficiencia venosa crónica.
También pueden beneficiarse de su uso aquellas personas con arañas vasculares o telangiectasias -dilataciones de venas subdérmicas-. Estas señales en la piel “pueden ser un signo de insuficiencia venosa incipiente, pero generalmente indican que son venas dilatadas de mala calidad periféricas”, apunta Díaz.
Otras medidas de prevención de la salud de nuestras venas son las siguientes:
Siempre que estemos sentados es conveniente mantener las piernas en alto. A las personas con síntomas de una insuficiencia venosa se les aconseja dormir en camas articuladas o poner unos tacos en los pies de la cama para que los tobillos estén más altos que el muslo.
Evitar las bipedestaciones prolongadas en sitios con calor.
Evitar estar muchas horas de pie.
Utilizar calzado cómodo, que no comprima y que tenga un pequeño tacón.
Evitar el exceso de peso.
La vida sedentaria, el sobrepeso, y los embarazos son factores de riesgo de la insuficiencia venosa crónica. Por eso el ejercicio es una de las mejores formas de prevenir su aparición, ya que “hacer ejercicio significa mantener un peso menor, tener más agilidad y realizar movimientos musculares que ayudan al retorno venoso. Tanto la contracción de los gemelos como el movimiento desde las plantas de los pies, ayudan a elevar estos capilares y a impulsar el circuito de la sangre”, añade Pérez Escanilla.
Las bondades del ejercicio son de sobra conocidas. Pero, ojo, si ya hay síntomas de una insuficiencia venosa y han aparecido las varices también hay que utilizar las medias de compresión durante la actividad. “En una persona con insuficiencia venosa que hace mucho ejercicio sin venas de compresión, todo el aumento de presión de la sangre del sistema profundo en vez de ir hacia arriba, viaja al sistema superficial. Esto hace que la insuficiencia venosa empeore”, explica Díaz.
Puede parecer raro pero lo cierto es que cada vez es más frecuente ver a personas que hacen ejercicio con calcetines de compresión, lo que les se convierte en una medida ideal ya que “debajo de la rodilla es donde está el quid de la cuestión. Cuando más distal sea la vena más fácil que se dilate o que se produzcan las varices”.
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